El sector sanitario es un blanco frecuente de los actores maliciosos. Su superficie de ataque es cada vez más amplia, y el marco normativo cada vez más estricto.
Su dirección general, sus reguladores, el personal sanitario y los pacientes esperan más que nunca estar protegidos. Y sus expectativas son muy altas.
Es urgente actuar para proteger sus actividades, misiones, equipos y pacientes.